Todas las personas aumentan de años. Poco a poco, se acerca la vejez, el momento en el cual se presenta la menopausia en las mujeres y la andropausia en los hombres. Este fenómeno biológico se manifiesta a partir de los 45 a 50 años de edad. La mayoría de casos se habla de “la mujer y la menopausia”. Quizá porque se piense que ese problema emocional no se da en los hombres. Lo real es que sí. Ellos sufren ese trastorno, aunque no lo parezca.
Es difícil reconocer cuando los hombres padecen del proceso de envejecimiento llamado “andropausia”, pues el carácter personal que tienen es fuerte y los síntomas no son visibles con facilidad. Por tanto, nunca se dan cuenta de lo que les pasa. Sólo las personas que conviven cerca de ellos o viven a su lado se enteran de tal fenómeno. Al principio lo dejan desapercibido porque creen que el individuo actúa normal. En la mayoría de veces, esta perturbación llega a los hombres cuando ya han formado su hogar, pues son adultos mayores y es probable que posean un buen empleo.
Es perturbador vivir o convivir con una persona que esté pasando por esa etapa natural. Suele ser peor que cualquier otro problema de carácter social familiar. Quienes sufren demasiado son la esposa y los hijos. No entienden el porqué de su cambio y quieren que el jefe de la familia actúe como siempre. Aunque exista ese deseo, no se podrá cumplir hasta que termine ese proceso.
Hay comentarios de los hijos que han sufrido esta etapa al lado de sus padres. Recuerdan cuando el enojo fue más fuerte y difícil de vencer. Cuando no se les podía decir absolutamente nada a menos que quisieran problemas en casa. Cuando se desahogaban los humillaban a cada momento. Además, la agresividad crecía cada día. Si algo era bueno, para ellos estaba mal. Las discusiones las hacían de manera inconsciente. Y lo peor de todo es que no se daban cuenta de la forma en que actuaban diariamente. El colmo es que creían que sólo ellos poseían la razón y la sabiduría. “Es cruel permanecer ese tiempo con tu padre.” Así lo expresan los jóvenes resentidos que quisieran que ese momento de cambios jamás se hubiera presentado en la vida de sus padres.
A fin de cuentas, así es la vida. No se puede cambiar a las personas por el deseo propio. Nunca se podrá lograr. Por lo tanto, sólo hay que dejar que “las etapas de la vida” pasen y culminen de la debida manera. Es mejor vivir como está planteado, es decir, como lo dicta la naturaleza. Si se altera, los problemas pueden ser abundantes. Es así como la andropausia, un fenómeno de trastornos emocionales y caracterizado como natural, se presenta en todos los hombres. En algunos casos no es visible, pero siempre sucede.
Es difícil reconocer cuando los hombres padecen del proceso de envejecimiento llamado “andropausia”, pues el carácter personal que tienen es fuerte y los síntomas no son visibles con facilidad. Por tanto, nunca se dan cuenta de lo que les pasa. Sólo las personas que conviven cerca de ellos o viven a su lado se enteran de tal fenómeno. Al principio lo dejan desapercibido porque creen que el individuo actúa normal. En la mayoría de veces, esta perturbación llega a los hombres cuando ya han formado su hogar, pues son adultos mayores y es probable que posean un buen empleo.
Es perturbador vivir o convivir con una persona que esté pasando por esa etapa natural. Suele ser peor que cualquier otro problema de carácter social familiar. Quienes sufren demasiado son la esposa y los hijos. No entienden el porqué de su cambio y quieren que el jefe de la familia actúe como siempre. Aunque exista ese deseo, no se podrá cumplir hasta que termine ese proceso.
Hay comentarios de los hijos que han sufrido esta etapa al lado de sus padres. Recuerdan cuando el enojo fue más fuerte y difícil de vencer. Cuando no se les podía decir absolutamente nada a menos que quisieran problemas en casa. Cuando se desahogaban los humillaban a cada momento. Además, la agresividad crecía cada día. Si algo era bueno, para ellos estaba mal. Las discusiones las hacían de manera inconsciente. Y lo peor de todo es que no se daban cuenta de la forma en que actuaban diariamente. El colmo es que creían que sólo ellos poseían la razón y la sabiduría. “Es cruel permanecer ese tiempo con tu padre.” Así lo expresan los jóvenes resentidos que quisieran que ese momento de cambios jamás se hubiera presentado en la vida de sus padres.
A fin de cuentas, así es la vida. No se puede cambiar a las personas por el deseo propio. Nunca se podrá lograr. Por lo tanto, sólo hay que dejar que “las etapas de la vida” pasen y culminen de la debida manera. Es mejor vivir como está planteado, es decir, como lo dicta la naturaleza. Si se altera, los problemas pueden ser abundantes. Es así como la andropausia, un fenómeno de trastornos emocionales y caracterizado como natural, se presenta en todos los hombres. En algunos casos no es visible, pero siempre sucede.